Descripción
Edmundo ha muerto y, en el funeral, Catalina se esfuerza por ocultar sus ojos vacíos de lágrimas. Nunca quiso a su esposo y su muerte es para ella una liberación, la posibilidad de escapar a la sumisión de un matrimonio que nunca la hizo feliz. Y también una oportunidad para dejar salir a la joven atrapada en su cuerpo envejecido, que le pesa y no acompaña a su espíritu.
Contra los deseos de su hija, decide volver a la casa de su pueblo natal, donde se crio y donde festejó y sufrió un breve romance que la marcó para toda la vida. A través de su ventana puede ver la choza donde vivía Irineo. Él ya no está y los manzanos que prestaban sombra a sus encuentros también han muerto. Catalina lamenta las ramas secas, que en otro tiempo los envolvieron con su aroma.
A partir de los recuerdos que Catalina comparte con una joven cuidadora, Karina Sacerdote nos sumerge en la nostalgia de un amor adolescente que, en una época tirana para las mujeres, se transforma en una pérdida trágica cargada de anhelo y culpa.
MARIANA ALONSO
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